La falta de un desierto donde correr tras el abrupto retiro de Perú en agosto, sumada a la previa deserción de Chile, obligó a los organizadores a cambiar el recorrido sobre la marcha, así es que las primeras etapas fueron dignas del Campeonato Mundial de Rally, pero entre la séptima y la undécima llegarían las más dakarianas y complicadas, cuando los pilotos arrastraban ya una buena cuota de cansancio.
Prueba de ello es que hasta la primera semana de competencia había abandonado apenas el 16 por ciento de los 347 competidores que habían largado desde Técnopolis y en esta última semana las deserciones subieron al 20 por ciento, hasta totalizar así más de un tercio.
El clima, siempre responsable de las jornadas más calurosas y límites de la competencia en el Norte argentino, tuvo este año un fenómeno añadido: El Niño.
Nunca antes tantas etapas habían sido acortadas por el mal tiempo, incluyendo la suspensión total de la primera etapa entre Rosario y Carlos Paz, que ni siquiera pudo largarse por las intensas lluvias que se registraban en esa zona del país.
Lluvia, crecidas de ríos e intenso calor fueron los motivos reiterados por los que se acortaron y modificaron tramos de carrera.
Peugeot también escribió un nuevo capítulo en la historia al ganar el Dakar en autos, a solo dos años de su regreso
En etapas clave, como las disputadas en Belén, Fiambalá, La Rioja y San Juan, las altas temperaturas sumadas a la complejidad del recorrido determinaron que las autoridades deportivas recortaran esos recorridos.
La decisión de acortar esas especiales generó malestar entre aquellos pilotos de autos, y sobre todo de motos, que habían terminado el recorrido.
“Para nosotros lo más importante es la seguridad de los pilotos. Es nuestra prioridad y cuando se diseña un recorrido es previendo esta clase de cosas, que las especiales pueden ser recortadas”, enfatizó el director del Dakar, Etienne Lavigne, ante los cuestionamientos.
Para los argentinos, esta edición será recordada como histórica porque nunca antes el podio final del Dakar tuvo a tres compatriotas: Marcos Patronelli, campeón en cuatriciclos; su hermano Alejandro, segundo y Federico Villagra, tercero en camiones
Para los argentinos, esta edición será recordada como histórica porque nunca antes el podio final del Dakar tuvo a tres compatriotas: Marcos Patronelli, campeón en cuatriciclos; su hermano Alejandro, segundo y Federico Villagra, tercero en camiones.
El salteño Kevin Benavides, de 27 años recién cumplidos, fue otro de los que escribió un capítulo de esa historia.
Debutante este año, fue el primer argentino en ganar una etapa en motos; subir cinco veces al podio y terminar cuarto en la clasificación general de la categoría reina del Dakar demostrando que es uno de los representantes de la nueva generación proveniente del enduro.
Peugeot también escribió un nuevo capítulo en la historia al ganar el Dakar en autos, a solo dos años de su regreso.
El equipo galo dominó la competencia de principio a fin con sus pilotos Sebastien Loeb, Carlos Sainz y Stephane Peterhansel, quien finalmente le dio a la marca este nuevo Dakar, el primero con tracción simple y el primero desde su última victoria en 1990, en África, y totalmente francés.
“Todo esto es trabajo, trabajo en equipo. Por eso es posible estar acá. El que no trabaja, se queda estancado”, había dicho en Salta el director del equipo, Bruno Famin.
El clima, siempre responsable de las jornadas más calurosas y límites de la competencia en el Norte argentino, tuvo este año un fenómeno añadido: El Niño
Ese trabajo rindió sus frutos y Peugeot deja el Dakar 2016 con el título en sus manos y con la satisfacción de que sus otros dos pilotos en carrera, Sebastien Loeb y Cyril Despres hayan terminado entre los 10 primeros.
El Dakar 2016 quedará en la historia por haber consagrado a su piloto más ganador de todos los tiempos, por la aparición de jóvenes promesas y por los logros argentinos.
Con la próxima edición asegurada para Sudamérica y nuevos países en carpeta además de Argentina y Chile, el desafío en 2017 será igualar o superar en emociones inesperadas a éste que terminó. Después de todo, ése es el «espíritu Dakar».
Fuente: Télam