«En la provincia hay un problema que es el control de las fumigaciones. Los productores recibieron un mensaje de que los agroquímicos son inocuos y hay que fumigar a toda costa porque en eso se basa la riqueza del país. No hay cuidado porque no interesa controlar. Todos los proyectos legislativos de Entre Ríos y de Santa Fe son coincidentes en darle a las secretarías de Producción esa tarea y eso es poner el lobo a controlar a las ovejas”, afirmó Darío Gianfelici, médico familiar y rural de Cerrito quien expondrá en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Desde ayer y hasta el sábado, especialistas y profesionales de todo el país llevan adelante en Capital Federal el 3° Congreso Nacional de Médicos de Pueblos Fumigados, una instancia de debate sobre la relación entre el uso de agroquímicos y su incidencia en distintas problemáticas de salud.
Gianfelici adelantó algunos aspectos de lo que será su exposición y sostuvo: “El control debería estar en manos de una Secretaría de Ambiente con un presupuesto que permita poder trabajar. Hay un proyecto del cual participé durante la Convención Constituyente de la provincia donde la Constitución ordena la creación de un ente ambiental. Jamás se llevó adelante , ni fue reglamentado como tantas otras cosas y allí estaría parte de la solución. El control a la fumigación debe ir junto a la producción de manera sustentable y coherente para cuidar no solo a quienes viven en zonas agrarias, sino también al mismo productor, que es el que más expuesto está”.
Abortos espontáneos, malformaciones congénitas, daños neurológicos y distintos tipos de cáncer serán los temas puestos sobre la mesa en el encuentro en Buenos Aires. El mismo es organizado por la Red Universitaria de Ambiente y Salud/Médicos de Pueblos Fumigados, la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de Medicina de la UBA, la Federación Sindical de Profesionales de la Salud, la Facultad de Medicina de la UBA y la Red de Acción en Plaguicidas para América Latina.
Gianfelici explicó que en esta oportunidad realizará una recorrida por diferentes luchas ambientales en las que participó desde 1998. “Hablaré sobre lo que pasa con las fumigaciones, con la manera en que se produce y los distintos proyectos legislativos que aparecieron sobre este tema”, aclaró. En Entre Ríos hubo varios proyectos para implementar una ley de agroquímicos que finalmente no llegaron a buen puerto.
“Las fumigaciones tienen un impacto en la salud de la gente y como médico familiar creo que todos deberíamos poner foco en eso. Lo que más llama la atención es que los casos de cáncer se producen en personas relativamente jóvenes en la tercera o cuarta década de vida y es mucho más grave la situación”, agregó.
Gianfelici sostuvo que en el debate, la distancia frente a una ciudad o alguna escuela rural para la fumigación, es un tema a tener en cuenta. “Pero lo principal es el control. Supongamos que se dispongan de 2.000 metros para fumigar un área, si ese día hay viento no sirve de nada. Ahí tiene que estar una persona que diga si se fumiga o no. La provincia tiene arroyos y ríos, y es muy difícil no afectar un curso de agua con avión”.
La Agencia Internacional de Investigación del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud ha cambiado la clasificación del glifosato y del 2.4 D, los herbicidas más consumidos, y los caracterizó como potencialmente cancerígenos, sin embargo continúa su utilización sin recaudos.
“Otra cosa totalmente olvidada es la situación del peón rural, que lo mandan a trabajar con los agroquímicos y no conoce las consecuencias del descuido. Debería ser obligatorio que a través de las ART o de la obra social tuvieran un control anual o semestral de su estado de salud como para prevenir o llegar a tiempo frente a una posible enfermedad”, remató el especialista.
Preguntar y conocer
Además de científicos y médicos de todo el país, participarán del Congreso de la UBA vecinos de ciudades que sufren las consecuencias del uso de los agroquímicos. De Entre Ríos, por ejemplo, serán oradores miembros del Colectivo Paren de Fumigar Escuelas de Concepción del Uruguay, como así también Andrea Kloster, integrante del grupo de autoconvocados de San Salvador llamado Todos por todos. Ayer, la mujer estaba en Buenos Aires y antes de partir para la Universidad conversó con UNO sobre su ponencia.
“En 2013 veía en mi ciudad que había mucha gente preocupada por estos temas, pero cuando empezaban a hablar de agroquímicos las luchas terminaban. Así nació Todos por todos. Las muertes empezaron a ser agudas y se notaban por las edades”, dijo, y comentó que entonces comenzaron a interiorizarse sobre la problemática y a llevar la inquietud a la población. Realizaron 13 marchas de reclamo.
“Se me cuestionó que no yo tenía ninguna especialidad médica ni nada, pero creo que para esto se necesita humanidad. Aspiro a que el país crezca y a que la provincia produzca, pero no con este costo humano. No tengo miedo en decirlo: los agroquímicos inciden en el cáncer y están en los alimentos; hay algo que nos enferma”, reafirmó.
Contó que su ponencia versará sobre su tarea. La mujer entrevista a personas enfermas y recorre diferentes casos que se dan en San Salvador. “Encuentro explicaciones y casi todos concluyen en los mismos caminos”. Todos por todos trabaja en conjunto con la Asamblea Ciudadana de Concordia, quienes acompañan y ayudan.
“La Universidad de Rosario hizo un relevamiento sanitario en abril en San Salvador, y fue algo que se logró con esas marchas. Alguien tiene que hablar del tema para abrir el panorama, no seré la persona indicada, pero por algo me invitaron a la UBA”, manifestó. Como sea, hasta el sábado, en una de las principales universidades del país, el uso de los agroquímicos será puesto en debate y desde la provincia habrá quienes aportarán en la materia.
Datos científicos y observaciones de la Medicina
El 1º Congreso tuvo lugar hace cinco años en la Universidad Nacional de Córdoba, a partir de la inquietud de un grupo de médicos que se hizo eco de la denuncia de sus pacientes. En junio de 2011 se realizó el 2º Encuentro en la Universidad Nacional de Rosario.
Argentina consume 200 millones de litros-kilos de glifosato por año y con esa cantidad, genera una dosis potencial de exposición de cinco litros-kilos por persona por año. En las zonas agrícolas, el monocultivo de soja (y en menor medida de maíz) se extiende en 25 millones de hectáreas y viven 12 millones de habitantes. Los niveles de exposición (ya no potencial) se elevan entre 30 y 60 litros-kilos por persona de manera anual, según datos aportados por quienes llevan adelante el encuentro en la Universidad de Buenos Aires.
Estudios realizados en más de 25 pueblos de menos de 15.000 habitantes en Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos muestran que la primera causa de muerte es el cáncer en un 30%. Asimismo sostienen que las incidencias y prevalencias de cáncer en general triplican a las que se reconocen en la ciudades más grandes, que los enfermos oncológicos son más jóvenes de lo esperable, que los problemas respiratorios y endocrinos se duplican, y que el impacto en salud reproductiva es inocultable. La pérdida de embarazos deseados a través de abortos espontáneos e inexplicables tiene una tasa que va del 10% al 22% en cinco años y las tasas de niños que nacen con malformaciones son el doble y a veces el triple de las que se observan en el resto del país.
Los primeros días de setiembre se conoció que en Villa Elisa, el cáncer –su principal causa de muerte–, será estudiado por la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional de Entre Ríos con el objetivo de conocer sus razones y aportar datos precisos que permitan realizar políticas públicas y sanitarias.
Asimismo en San Salvador, la Universidad Nacional de Rosario realizó en abril un relevamiento médico sobre el tema.
Detalles de la noticia
* “El control debería estar en manos de una Secretaría de Ambiente con un presupuesto que permita trabajar (…) Debe ir junto a una producción sustentable y coherente”, dijo Gianfelici.
* 200 son los millones de litros-kilos de glifosato que se consumen en Argentina por año. La dosis potencial de exposición es de cinco litros-kilos por persona por año. La cantidad se multiplica en zonas rurales.
* “Para esto se necesita humanidad (…) No tengo miedo en decirlo: los agroquímicos inciden en el cáncer y están en los alimentos; hay algo que nos enferma”, dijo Kloster.
Fuente: Diario Uno