El Coloquio de IDEA siempre ha sido territorio complicado para el kirchnerismo. Por lo general, la oposición política juega de local, o al menos eso quiere que trascienda. Pero en la edición 51º del Coloquio, realizada en Mar del Plata la semana pasada, los candidatos de la oposición no concitaron la adhesión -no ya la pasión- entre los hombres de negocios.
Los intentos no faltaron. El jueves, Sergio Massa, candidato a presidente por UNA, directamente prometió levantar retenciones a las exportaciones de tres cultivos diferentes y hasta cargó contra los planes sociales en los dos momentos más intensos de su presentación.
Por su parte, Mauricio Macri, el referente de Cambiemos, que en el arranque de la campaña fue el candidato con el discurso más afín a las empresas, ensayó el viernes un discurso de corte conciliador con eje en la creación de empleo vía inversiones en infraestructura. Como si fuera poco, interpeló a los presentes con un pedido para que traigan de regreso sus dólares al país, pedido que desconcertó a más de uno viniendo desde ese lado del cuadrilátero político.
La devolución a los discursos de Massa y Macri fue más bien tibia, apenas interrumpida por aplausos en la misma línea, aislados y en segmentos de los discursos, que sonaron más a guiños estudiados para un auditorio que nunca abandonó su postura distante.
Margarita Stolbizer, candidata del espacio Progresistas, estuvo a tono, pero cayó antipática cuando aclaró que no estaba para endulzar los oídos de los presentes con promesas de recortes impositivos.
En charlas informales, los empresarios coincidieron en que la conformación del parlamento va a ser un problema para cualquiera de los candidatos que quiera avanzar con políticas «que mejoren el clime de negocios», como en términos eufemísticos se conoce a las decisiones de gobierno que apuntan a favorecer a las empresas. Parece que para los empresarios empieza a madurar la constitución de un escollo posterior a la elección del nuevo presidente.
Pese a eso, curiosamente, no fueron pocos los que redoblaron la apuesta y, en el marco de uno de los debates que atravesó el foro empresario de punta a punta, se mostraron partidarios de un cambio brusco en la dirección económica en lugar de un programa de modificaciones graduales.
Entre ellos, la titular de General Motors, Isela Costantini, aseguró en una entrevista con este medio que aceptaría cambios fuertes «sin problemas» en el marco de planificación clara (ver página 16). A la par, el ex presidente de IDEA y director de la prepaga Swiss Medical, Miguel Blanco, definió que «el cambio más gradual va a ser difícil porque los tiempos se están precipitando y hay poco margen». En ese orden, señaló que «habrá que generar condiciones para que vuelvan a entrar divisas al país mejorando las exportaciones o generando crédito externo y todo eso va a apurar las definiciones».
En el balance del Coloquio el presidente actual de IDEA, Ignacio Stegmann, dedicó apenas unos pocos renglones a la participación de los candidatos, que agradeció con la misma moderación que mostraron sus pares en los pasillos del Sheraton.
Fuente: Tiempo Argentino