Cuatro millones de chicos, el 30% de los niños y adolescentes argentinos que tienen entre 0 y 17 años, son pobres. Y entre ellos, el 8,4% —unos 350.000— los son en extremo.
La cifra la publicó Unicef y da cuenta de una situación alarmante en cuanto a la pobreza medida no en términos de ingresos sino en condiciones generales. Es decir que, en caso de que se logre reducir la inflación y el poder adquisitivo mejore la situación de muchos hogares, ellos seguirán siendo pobres.
El estudio es una nueva medición que lanzó el organismo internacional de la infancia. Su característica principal —y relevante— es que se valió de los pocos datos oficiales existentes en la Argentina para elaborar el panorama de la infancia y adolescencia vulnerable en el país. El resultado es un panorama que cierra a fines de 2015 y que también muestra que la Asignación Universal por Hijos no estaría llegando al 45% de los chicos pobres.
Esto se debe a que muchos no tienen DNI, les falta información o no cumplen condiciones como la pertenencia al sistema educativo.
El estudio llamado “Bienestar y Pobreza en niñas, niños y adolescentes en Argentina” fue el resultado del cruce de las mediciones oficiales de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec del año 2015 y de la Encuesta de Indicadores Múltiples por Conglomerados — conocida por sus siglas en inglés, Mics—, realizada entre 2011 y 2012.
Una muestra representativa que tomó a 25.000 hogares de todo el país.
La metodología fue desarrollada conjuntamente con la Universidad de Oxford y el estudio realizado por Unicef y el Instituto de Estudios Laborales y del Desarrollo Económico (Ielde) de la Universidad Nacional de Salta.
“El trabajo permitió determinar que el 30% de los chicos en la Argentina son pobres y, además, saber cuáles son las características que explican esa pobreza”, explicó Sebastián Waisgrais, especialista en monitoreo y evaluación de Unicef Argentina a cargo del trabajo junto a los economistas Jorge Paz, de Ielde, y Javier Curcio, consultor de Unicef.
“El primer objetivo —explicó Paz— fue determinar la magnitud de la pobreza, llegar a un número.
Lo que comprobamos que este es un número estructural que se mantiene en los datos de 2012 y 2015”.
Para elaborar el índice, los técnicos tomaron 10 variables o dimensiones: nutrición; salud; educación; información; saneamiento (agua y baño); vivienda; ambiente (zona indundable, basural); protección contra la violencia; contra el trabajo infantil; el juego y la interacción social. Cada una de ellas estaba compuesta por varios indicadores, los que sumaron 28 en total. Todos relacionados con los derechos universales de los chicos, y los que les garantizan en el futuro igualdad de posibilidades.
Para Paz este tipo de pobreza es la que afecta al futuro en términos de igualdad de oportunidades.
“Cuando estos chicos tengan la edad para ingresar en el mercado laboral, por ejemplo, no lo harán en las mismas condiciones de quienes no sufrieron este tipo de privación en sus derechos. Esto genera perpetuidad de la pobreza. Ellos serán adultos pobres y quizás también lo sean sus hijos”.
Según el estudio de Unicef, las cuatro dimensiones principales que explica el 63% de la pobreza multidimensional son: la violencia al interior de los hogares ya sea física o verbal; la falta de juegos e interacción de los chicos; las privaciones en el acceso a la información (internet, televisión, etc) y la salud.
En esta última dimensión se ve claro lo que significa ser pobre. De las 900 mil muertes anuales que se dan en la Argentina entre los recién nacidos y los chicos de 5 años, el 10% son por dos causas totalmente evitables como la diarrea y las enfermedades respiratorias.
Con el panorama de la infancia y la adolescencia en claro, desde Unicef ya piensan en una serie de recomendaciones. La primera es que este tipo de mediciones sobre la pobreza multidimensional se haga desde el sistema de estadística nacional de forma permanente.
“Está muy bien decir desde el gobierno que una meta es la pobreza cero, pero para lograr un objetivo se necesita saber dónde estamos.
Esto es del 2015, un punto de partida”, explica Waisgrais.
Además tanto él como Paz coinciden en la necesidad de trabajar haciendo intervenciones directas en el área de salud, educación para resolver problemas concretos, pero también generar políticas integrales que tengan en cuenta la complejidad del fenómeno.
“Si se resuelve el tema de la sobre edad en la secundaria, pero no el problema de vivienda y violencia, esos chicos y chicas seguirán teniendo menos oportunidades y seguirán viviendo en la desigualdad”, sostuvo Paz.
La educación también es un factor clave a la hora de definir la pobreza multidimensional. Según Waisgras, hay 11 veces más de probabilidades de que una persona caiga en la pobreza cuando el jefe de hogar no terminó la primaria.
También hay una consideración regional, que es clave. La probabilidad de ser pobre de un niño que reside en el noroeste argentino es 6,5 veces más alto que la de un niño que vive en la Ciudad de Buenos Aires. “Cuando se mira sólo la pobreza por ingresos se deja afuera de las mediciones a uno de cada cinco chicos”, justificó Wiasgrais.
Las cifras que muestran la realidad
Jorge Paz, Sebastián Waisgrais y Javier Curcio, los autores del trabajo, explicaron que los datos indican que la pobreza núcleo de los chicos se mantuvo estable en el tiempo, con una cierta reducción entre 2005 y 2010 y un avance de la misma en los últimos cinco años.
El exfuncionario kirchnerista en el Indec Guillermo Moreno había avanzado en 2011 con un proyecto de índice multdimensional de pobreza pero lo dio de baja en 2014 sin publicarlo, luego de que le presentaran los números a Axel Kicillof. Ese indicador reflejaba una pobreza multidimensional de 25,8% para 2012.
Desde fines de diciembre pasado, el nuevo Indec de Mauricio Macri no difunde índices de pobreza e indigencia. El primero se dará a conocer el 28 de septiembre próximo, según el calendario del organismo. No será un dato multidimensional sino uno basado en los ingresos.
El último dato alternativo sobre la pobreza lo entregó la Universidad Católica Argentina (UCA) a comienzos de abril. Estimó a fines de 2015 había en el país un 29% de pobres. Además señaló que las primeras medidas del actual gobierno (devaluación) habían impulsado a 1,4 millón de argentinos a la pobreza.
La universidad también difundió un índice multidimensional: según ese índice, más de la mitad de los argentinos sufre alguna carencia o privación.
“La situación más compleja se da de los 0 a los 5 años, en la primera infancia”, afirmó Waisgras, especialista en monitoreo y evaluación de programas de Unicef.
“Las probabilidades de caer en la pobreza o de sufrir más privaciones están muy relacionadas a la situación laboral de cada cabeza de hogar. Impacta mucho la inestabilidad laboral y si se trata o no de un asalariado registrado”, agregó Paz.
Fuente: Diario Uno