Un informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) dio cuenta de la diferencia de precios que se genera entre el primer eslabón de la cadena del circuito comercial, es decir los productores, hasta su llegada a las góndolas.
En este marco, advirtieron que, en términos generales, el producto con mayor disparidad de precios en octubre fue la pera, donde el consumidor pagó al comprarlo 18,7 veces más de lo que recibió el productor en el campo. Otros de los artículos más afectados por las distorsiones en los valores el mes pasado fueron la naranja (14,63 veces), la cebolla (14,38 veces), el arroz (14,06 veces), la manzana roja (14,01 veces), la acelga (12,42 veces) y el limón (9,47 veces).
El dato surge del Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD) que elabora el Área de Economías Regionales de la CAME para una canasta de 20 alimentos del agro, relevada del 10 al 23 de octubre, donde la diferencia promedio superó en 8,3 veces a lo que recibió el productor en el campo.
La diferencia entre el precio de góndola y origen para esos productos subió 10,9% en el mes y se ubica bastante por encima de países como España.
Esta situación afecta a los productores de las economías regionales, que muchas veces reciben precios ínfimos por sus producciones y también a quienes adquieren la mercadería con precios que multiplican su valor de origen.
Si bien el incremento de los valores se da por diversos motivos, la tendencia indica que si se trata de frutas y verduras que provienen de otras provincias, el flete es uno de los condicionantes y su costo se recarga en los precios de la mercadería. Pero por otra parte, la demanda hace fluctuar lo que cuestan los productos en los mercados concentradores, que al margen de las variaciones de precios por cuestiones climáticas que hacen que escaseen o que sobren determinadas variedades, aplican un recargo importante para obtener su ganancia.
Daniel Seliman, verdulero de Paraná, comentó que en general los comercios del rubro adquieren la mercadería que venden los acopiadores porque es muy difícil que el productor local pueda dar abasto y garantizar la provisión de todo lo que se le encarga. “Cuesta trabajar directamente con quienes cultivan las frutas y verduras porque es difícil que cumplan con el pedido, porque un día tienen mercadería y al siguiente tal vez no. Me ha pasado muchas veces que he tratado de comprar directamente en alguna quinta, pero me han fallado y no puedo arriesgarme a quedarme sin stock”, dijo a UNO, y añadió: “Por esto terminás yendo al mercado, donde si bien hay algunos productores, la mayoría son revendedores”.
En este marco, Seliman contó que existe una marcada diferencia de precios entre el Mercado Concentrador El Charrúa en la capital provincial y los abastecedores de Santa Fe, donde hay una mayor oferta porque hay más productores y hay más competencia. “Por eso la mayoría compramos allá. Por ejemplo, el cajón de la lechuga cuesta 60 pesos allá y 100 en Paraná. Y a veces es también mejor la calidad”, sostuvo.
Buscar mejores precios
Al parecer, las leyes del libre-mercado solo pueden ser sopesadas con la decisión de los consumidores de dejar de comprar lo que está más caro, para hacer caer los precios. Sin embargo, la necesidad y la costumbre de consumir determinados alimentos hace que se opte por seguir adquiriendo aquello cuyo valor está desbordado por algún motivo.
Tal fue el caso de la cebolla, que hace tres meses sufrió un incremento que triplicó e incluso cuatriplicó su valor, y pasó a costar de 10 pesos a 42 en algunas verdulerías. Esto se generó porque en las zonas de cultivo las lluvias provocaron importantes pérdidas y la rentabilidad de los productores solo pudo sostenerse y cubrir los costos subiendo el precio.
“Ahora la cebolla bajó de 40 a 20 pesos”, sostuvo Seliman, quien la ubicó como uno de los productos que conviene comprar en estos días por su bajo costo. Otro es el zapallito, ya que la cosecha fue suculenta en esta oportunidad y se vende a 15 pesos. “En Santa Fe hay un montón y el cajón que llegó a costar 120, 150 o 200 pesos, ahora se consigue a 40 o 50 pesos, que es prácticamente un regalo”, aseguró el comerciante.
La sandía, que empezó a aparecer en las góndolas desde hace unos días, cuesta 15 pesos el kilogramo y también es un producto para aprovechar, considerando que una pieza entera pasa bastante y puede llegar a costar unos 100 pesos, pero en algunos lugares se la fracciona.
“La pera que tenemos acá es la de invierno y no es de consumo tan masivo. Está a 25 pesos y es accesible”, expresó.
Las frutas de carozo también están asomando y Seliman señaló que por ahora solo hay en el mercado local una sola clase de durazno, que vale 36 pesos, pero que dentro de un mes seguramente ingresarán más variedades y habrá diferentes precios. En este sentido, aclaró que la cosecha en las provincias que abastecen este tipo de productos es buena este año. “Hace dos años llegó a costar 60 pesos el kilo, porque lo que rompe los cultivos es la lluvia y la piedra y este año no hubo”, recordó.
“La papa está cara, porque por las lluvias no se puede cosechar. Está a 10 pesos el kilogramo, cuando llegó a costar cinco. Tampoco se la puede subir tanto de golpe porque sino caen las ventas”, concluyó.
La horticultura con un futuro desalentador
En el cordón hortícola local suele haber inconvenientes constantes con la producción. En Paraná se siembra y se cosecha todo el año sobre todo las verduras de hoja, como acelga, espinaca, achicoria, rúcula.
Sin embargo, las inclemencias del clima acechan a quienes se dedican a la actividad, que en ocasiones no llegan a afrontar las pérdidas y el sector se va diezmando cada vez más.
Es una actividad sacrificada que no conoce domingos ni feriados, que se debe realizar igual con sol sofocante o cruentas heladas.
“En la zona de Paracao había una quinta y ahora están haciendo canchas de fútbol”, señaló Daniel Seliman, verdulero de Paraná, a modo de ejemplo de cómo esta franja de la producción se va reduciendo.
Detalles de la noticia
– 18,77 Veces más subió el precio de la pera entre lo que se le pagó al productor que la cosecha y lo que se vende en la góndola. Fue el producto en el que se registró una brecha y fue de modo exorbitante.
– 14 Veces subió el precio de la naranja el mes pasado, y fue otros productos que también tienen una gran diferencia en ambos extremos de la cadena entre la producción el y el consumidor.
– 10,9 Fue el porcentaje de subas sobre el total de los 20 alimentos del agro evaluados por la CAME entre el 10 y el 23 de octubre, considerando la totalidad del circuito hasta ser comprados.
Fuente: Diario Uno