El libro denominado ‘Ninguna mujer nace para puta’ de María Galindo y Sonia Sánchez relata la historia de vida de Sánchez, quien actualmente es profesora y activista feminista.
En la obra se exponen temas duros que azotan actualmente la sociedad, entre ellos la trata de personas y la explotación sexual. Sánchez migró desde su Chaco natal a la ciudad de Buenos Aires, en donde fue explotada laboralmente, con sólo 17 años, y posteriormente durmió en las calles tras ser despedida de su empleo. Y conoció la prostitución al pedirle ayuda a una mujer que estaba en una estación de Once. Más tarde fue llevada a Río Gallegos sin su consentimiento y allí vivió un calvario que jamas hubiese imaginado.
El libro recoge experiencias concretas y las vuelca en una narración que adquiere un lenguaje simple pero incisivo, cuestionando la concepción de la prostitución como un trabajo, y en torno a las iniciativas para la sindicalización del mismo. Las autoras rescatan la mirada de la puta, y obtienen una perspectiva única desde la cual avanzan con rigor y sin piedad: definen y denuncian fiolos (el Estado, el patriarcado) y parásitos (sindicatos, iglesias y oenegés). Señalan al Estado y a otros agentes que intervienen como los mediadores entre los prostituyentes (así se refieren a los comúnmente llamados clientes) y las mujeres en prostitución, es uno de los puntos centrales del planteo, al punto que las autoras se refieren al proxenetismo de Estado que garantiza un negocio en donde los ganadores -según las autoras-, nunca son las mujeres prostituidas.
Uno de los relatos más impactantes es aquel en donde Sánchez hace referencia al momento en que las obligaban a atender hombres en cualquier horario. Solo descansaban dos o tres horas y continuaba la explotación. Sin manejar el dinero, solo les daban pulseritas que denotaban la cantidad de penetraciones. Asimismo, les descontaban del sueldo la comida. A veces llegaban a atender a decenas de hombres en un día. Al poco tiempo de llegar una chica nueva al prostíbulo realizaban un bautismo: una violación masiva de 25 hombres traídos por cinco amigos de la casa (los que pagaban el ritual), de siete de la tarde a siete de la mañana. El bautismo se practicaba con cada puta nueva que llegaba a local. Se probaba toda la carne nueva en palabras de Sánchez. Esa noche se hacía buena caja y el local se cerraba para que se llevara a cabo el ritual.
El dueño del local era millonario y también tenía otros dos macroprostíbulos, uno en Río Gallegos y otro en El Calafate, a tres cuadras de la mansión de Cristina Kirchner, la ex presidenta de Argentina. Se estima que hoy continúa en negocios relacionados a la prostitución.
Por su parte, Paola Lalli responsable del Área de la Mujer y la adolescencia, se contactó con la escritora Sonia Sánchez, quien recomendó desde su experiencia que las jóvenes «no migren buscando trabajo, ya que no todos los que migran la pasan bien , se sufre mucho, entonces es derecho de todas y todos golpearle la puerta del intendente para que generen trabajos genuinos. Ya que por falta de educación, de trabajo, de una vivienda digna entró a mi vida la prostitución».
Adjuntamos a continuación el audio de la nota con la escritora argentina, sobreviviente de la trata de personas y prostitución.
La misma fue emitida por Radio Popular Aranguren 96.3, FM Euro 90.5 (HERNÁNDEZ) y en la web para todo el mundo a través de www.fmpopulararanguren.com.ar y www.fmeuro.com.ar en el programa AIRE DE ARANGUREN, que conduce el Director de la emisora, Periodista Gustavo Pusineri, de lunes a viernes de 8:00 a 12:00 hs.