El único gol del partido jugado en el estadio Nagai con la presencia de unos 15.000 hinchas riverplatenses fue marcado por el santiagueño Alario a los 27 minutos del segundo tiempo, con un certero golpe de cabeza luego de una grosera falla del arquero japonés Takuto Hayashi.
River, actual campeón de América, irá en busca del título el domingo próximo frente al vencedor de la semifinal que animarán mañana el poderoso Barcelona español, brillante ganador de la UEFA Champions League en el que descolla Lionel Messi, y el Guangzhou de China, monarca del fútbol asiático.
El equipo argentino sufrió más de la cuenta para dejar en el camino al entusiasta rival japonés, que venía de sortear dos rondas en el torneo, ante el Auckland City neozelandés y el Mazembe de Congo, que le dejaron el ánimo por las nubes pero el físico desgastado y por eso se cayó en el segundo tiempo.
River mostró dos caras, una en el primer tiempo, cuando fue inexpresivo, no tuvo profundidad y pareció frágil en defensa, sobre todo por el sector del colombiano Eder Álvarez Balanta, y pese a que tuvo mucho la pelota, careció de peso ofensivo para inquietar a un rival rápido y contragolpeador.
El planteo del entrenador Marcelo Gallardo, de tener la pelota y atacar por los costados, no resultó y para colmo quedó muchas veces expuesto en defensa, pero no recibió goles por la gran actuación de Barovero, quien permitió con tres atajadas, una de ellas espectacular, que el equipo se vaya al descanso cero a cero.
Las intervenciones de Barovero llegaron a los 26 minutos, cuando atoró bien a Yusuke Minagawa luego de una pifia de Balanta y evitó la definición del delantero, y luego a los 32 minutos cuando desvió un remate de Chajima con destino de gol.
River no reaccionaba y así Barovero mostró lo mejor de su repertorio a los 39 minutos cuando desvió con mano cambiada un remate de Minagawa y el equipo nipón se retiró frustrado al descanso, ya que no pudo cristalizar en la red su superioridad.
En la segunda etapa, los japoneses no estuvieron tan precisos y el «Muñeco» Gallardo hizo un par de cambios que le permitieron a River tener más le pelota y no sufrir más en defensa.
En ese contexto, ingresó «Lucho» González por Leonardo Ponzio, con la intención de romper las líneas con alguno de sus típicos pases milimétricos, y el uruguayo Tabaré Viudez, ofensivo y con buen cambio de ritmo, por Leonardo Pisculichi, quien repitió en Japón las actuaciones discretas que tuvo durante todo el año.
El gol de River llegó luego de una mala salida del arquero japonés ante un centro de Viudez en la ejecución de un tiro libre, que aprovechó el santiagueño Alario para facturar de cabeza en una de las pocas pelotas que tocó en el partido.
Ese gol tranquilizó a River, que tuvo más y mejor la pelota, y así pudo haber aumentado a diez minutos del final, cuando el urugauyo Rodrigo Mora falló debajo del arco luego de un buen desborde de Gabriel Mercado, uno de los mejores jugadores del equipo que debió retirarse sobre el final acalambrado.
Los japoneses agotaron los cambios y, desgastados en lo físico por la seguidilla de partidos, terminaron tirando centros inofensivos que permitieron a River controlar el juego y desatar el festejo final ante la buena cantidad de público que viajó para verlo en Japón.
River espera al finalista, que en el caso de ser el Barcelona, como todo hace presumir, le demandará un rendimiento mayor para que la final no se transforme en una utopía, ya que lo mostrado ante el Sanfrecce fue discreto.
El equipo de Núñez sufrió horrores para vencer al rival japonés, y repitió algo que ya es un ‘karma’ para los clubes argentinos que jugaron el Mundial de Clubes, ya que también habían padecido más de la cuenta en su momento Boca Juniors, Estudiantes de La Plata y San Lorenzo.
Boca sufrió para superar al Etoile Sportive du Sahel, de Túnez, en 2007 (le ganó apenas 1-0 con un gol de Neri Cardozo), mientras que Estudiantes terminó apretado ante el Pohang Steelers de Corea del Sur al que superó por 2-1 en 2009, y el año pasado fue San Lorenzo que trabajó a destajo para quitarse de encima al Auckland City por 2-1.
River no fue diferente, sufrió y ahora deberá alcanzar en cuatro días su mejor versión, para ir en busca de un título grande que la entidad no consigue desde 1986, cuando conquistó la entonces denominada Copa Intercontinental ante el Steaua de Bucarest.
Fuente: Télam