«Si la puerta de Dios está siempre abierta, las puertas de cada Iglesia, de cada parroquia, de cada diócesis deben también estar abiertas», reclamó hoy el sumo pontífice durante la Audiencia General en la Plaza San Pedro del Vaticano.
«Ninguna puerta blindada en la iglesia, todas abiertas. La puerta debe custodiar, es cierto, pero no rechazar. Una Iglesia inhóspita, así, como una familia encerrada en sí misma, mortifica el Evangelio y reseca el mundo», agregó Jorge Bergoglio en su mensaje ante unos 20 mil fieles.
«Delante nuestro tenemos a la Puerta del Jubileo, pero sobre todo la gran puerta del perdón de Dios, de la misericordia», arengó Francisco en relación a la puerta santa de la Basílica de San Pedro que se abrirá el próximo 8 de diciembre en el inicio del año santo, que se extenderá hasta el 20 de noviembre de 2016.
«Que se abran también las puertas de nuestros corazones, para dar nuestro perdón. Que las familias cristianas hagan de su umbral de casa un pequeño gran signo de la Puerta de la misericordia y de la acogida de Dios», exhortó.
Y en ese sentido remarcó: «La Iglesia es la portera de la casa del Señor, no la dueña».
«Hay lugares en el mundo donde no se cierran las puertas. Todavía existen, pero hay muchos donde en cambio las puertas se han convertido en lo normal. Y esto no es sorprendente; sin embargo, pensándolo bien, ¡es una mala señal! No hay que rendirse a la idea de tener que aplicar este sistema para toda nuestra vida, la vida de la familia, la ciudad y la sociedad. Por no hablar de la vida de la Iglesia. ¡Sería terrible!», lanzó Francisco.
Fuente: Télam